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Muchos tienen una idea equivocada de mí, y no tengo ningún deseo de aclararla. He aprendido que no todos merecen una explicación, ni todos están dispuestos a entender desde la verdad y no desde sus juicios. Así que he decidido vivir en paz con lo que soy, sin la necesidad de justificar mis ideas, acciones o cada cambio que tengo. Al final, quien realmente me conoce, no necesita explicaciones y quien las exige, probablemente no esté interesado en comprenderlas.