137
Me enseñaste que un corazón puede sanar cuando lo quieren de verdad. Porque puede mostrarse por completo sin miedo al rechazo y quien lo ama, lo deja latir a voluntad sin quererle cambiar, sin juzgarlo por como siente. Tú borraste con tu infinita paciencia cada herida y huella amarga del pasado, me devolviste la confianza en mi y la tranquilidad de sentirme libre de amar.