Los ojos que brillan felices, son las verdaderas luces de Navidad. No hay nada que ilumine más la noche buena que ver la alegría de nuestros seres amados, esa que se ve reflejada en sus miradas risueñas, no hay nada más valioso que rodearte de afecto sincero. Ver la pureza del alma en los rostros de cada ser incondicional y maravilloso que llevamos en el corazón, esa es la verdadera magia de la Navidad.