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Los milagros siempre comienzan con una oración, detrás de cada uno hay una conversación intima con Dios que nace del dolor, la esperanza o el agradecimiento. La oración no son simples palabras, es un momento donde el corazón se rinde y reconoce que no tiene control, confiando en aquel que sí lo tiene. Los milagros no siempre llegan como lo imaginamos ni de inmediato, pero todo llega en el momento justo cuando todo esté preparado para que lo imposible se haga realidad.