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Llorando te desahogas, pero no logras nada. Las lagrimas liberarán tu dolor y limpiaran el desconsuelo que te envuelve, pero no debes quedarte contándolas mientras caigan, sino utilizarlas como el paso inicial para cambiar aquello que las produjo. El llanto puede ser el inicio de un viaje hacia una mejor versión de ti, no te estanques en él y avanza hacia una mejor calidad de vida.