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La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino que engendra a todas las demás. El reconocer lo qué somos y lo que vale la presencia de cada ser amado, el agradecer por todo lo que el mundo nos ofrece; le dará origen a las capacidades que tenemos como seres humanos, para disfrutar de lo que somos, de quienes tenemos y de lo que conseguimos.