19
La gente no cambia, pero uno siempre aprende. No siempre podemos esperar una transformación, especialmente si el cambio no nace desde su interior, porque cada quien actúa según su naturaleza, su historia y sus propios intereses. Lo que si está en nuestras manos es el aprendizaje que obtenemos a través de esa experiencia. Cada decepción nos enseña algo y es cuando aprendemos aponer limites, a no idealizar y a protegernos sin cerrarnos, distinguiendo lo que merece quedarse y lo que debe soltarse.