La belleza complace a los ojos, la dulzura encadena el alma. Las formas, colores y proporciones nos impactan y deleitan, es innegable que lo estético nos atrae y brinda un placer inmediato que nos deslumbra, pero la belleza por sí sola no siempre logra trascender más allá de la superficie. La dulzura por otro lado, tiene el poder de tocar nuestro ser en lo más profundo por medio de los actos y las palabras, es el reflejo del interior de una persona. Entonces, aunque la belleza pueda atraer, es la dulzura la que de manera sutil pero poderosa la que deja una huella profunda en el alma, uniendo corazones como ninguna apariencia física podría lograr.
LA BELLEZA COMPLACE A LOS OJOS; LA DULZURA ENCADENA EL ALMA
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