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Hay vidas que comienzan después de una despedida y heridas que cicatrizan al llegar la soledad. No todas las despedidas causarán dolor, algunas darán pie a nuevos comienzos, ayudando a que nuestro ser se reviente para que pueda seguir creciendo; las heridas se curan mejor en soledad, porque en el silencio podremos reconocer qué es lo que realmente queremos y en qué podemos mejorar.