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Hay días buenos y malos, lo importante es aprender de cada caída y nunca quedarnos de rodillas. No dejarnos vencer por el primer tropiezo ni por las adversidades que se presenten, hay que sacar el mejor partido de cada situación, levantarnos para volver a comenzar, aprender las lecciones. Darle valor a cada momento sea malo o bueno, entendiendo que de todo lo que vivimos aprendemos.
