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Está bien no ser perfectos, en los defectos también está la magia. No debemos desanimarnos por nuestras equivocaciones, errar es de humanos y está bien porque es allí en las dificultades que superamos, donde podemos evolucionar y reconocer que en medio de nuestras imperfecciones tenemos el valor y la calidad humana para reconocer nuestras virtudes y defectos.