El odio se gana tanto por las buenas obras como por las malas. Paradójicamente, puede surgir de nuestras acciones nobles tanto como de las equivocadas. Cuando haces el bien estás rompiendo moldes y muchas veces despertarás incomodidad o resentimiento en aquellos que carecen de empatía. En cambio, cuando se hace el mal, el odio surge como una reacción natural, un reflejo del dolor que sembraste en otros; en conclusión, nadie puede controlar las percepciones o emociones de los demás. Lo importante es que tengas paz sobre lo que decidas hacer, sin pasar por encima de nadie, basándote en tus principios y valores.
EL ODIO SE GANA TANTO POR LAS BUENAS OBRAS COMO POR LAS MALAS
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