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El inteligente aprende de sus propios errores, más el sabio aprende de los errores de los demás. Aprender de los errores, es parte fundamental del crecimiento personal, cada tropiezo es una oportunidad para reflexionar y reajustar nuestro enfoque para evolucionar. Sin embargo, la sabiduría va más allá, extendiéndose a aprender y crecer a través de las experiencias externas sin que sea necesario pasar por ellas.