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El brillo de cada día no depende del sol, sino de la sonrisa que sale de tu corazón. Tu actitud tiene el poder de iluminar todo incluso en los momentos más oscuros, esa sonrisa que nace de lo más profundo de tu ser puede ser un faro para otros y servir de consuelo para ti. Así que pon tu mejor cara y deja que tu esencia transforme tu día y todo cuanto te rodea.