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Deberíamos despertar como las flores, con la mirada dirigida al cielo y una sonrisa llena de esperanza. Dando gracias por cada día que se nos regala, recordando que somos parte de este precioso mundo, admirando nuestras cualidades y teniendo presente lo que somos capaces, fortaleciendo nuestro ánimo para seguir cada día con más firmeza hacia adelante.