171
Cuando te empeñas en destruir a otro, terminas destruyéndote a ti. Nadie resultará más afectado en esa guerra imaginaria que su mismo creador, porque estarás invirtiendo tu energía productiva en algo que no es vital para tu existencia. Cualquier cosa que se guarde en la mente continuamente se atrae, así que antes de dañar a otro analiza bien qué es lo que quieres para tu vida.