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¡Buenos días! No salgas de casa sin antes pedirle a Dios que te guíe y proteja, entrégale tu vida, comparte con él tus ideas, tus alegrías, tus miedos, permite que te escuche, muéstrale por entero tu corazón y cada uno de tus pensamientos y sentimientos. Confíale por completo tu vida y bajo su amparo tendrás sin duda la mejor de las jornadas.