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Bien vestido, eres bien recibido. Pero no eres recibido tú, sino tu traje. Es triste ser valorado por el parecer y no por el proceder. Esas son las ironías de una sociedad que a menudo juzga y evalúa a las personas según su apariencia, externa en lugar de reconocer su verdadera esencia interior. Es importante valorar lo intangible, eso realmente hace inmenso a los seres humanos, aquello que permanece en el alma, hasta el final de los tiempos.