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Agradece por las puertas cerradas, los desvíos y los obstáculos; te protegen de aquellos caminos que no son para ti. Esas negativas, esos cambios abruptos y esas pausas forzosas, lejos de ser castigos, son condiciones que te alejan de lo que no suma, lo que te puede enfermar o lo que no te pertenece. Muchas veces los caminos que deseamos transitar no son los que más nos convienen y lo que hoy duele, mañana tendrá sentido. Confía entonces en que las cosas a veces pasan y no, por algo; mantén tu atención al horizonte y continúa avanzando.