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A veces uno amanece con ganas de extinguirse. Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse. Una lucha frecuente con lo que sientes y debes hacer, un pequeño conflicto interno entre querer dejarlo todo o continuar. Así amanecemos algunas veces con más ganas de apagarnos que de brillar y no esta mal detenerse un momento, y reflexionar para volver a comenzar.