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Por todo hago una oración, porque sé que Dios me ayuda siempre, nada es suerte. He aprendido que detrás de cada paso, cada logro y cada obstáculo superado ha estado su mano guiándome con amor. Cuando algo sale bien, no lo llamo coincidencia, lo llamo propósito y si algo no sale como espero, confío en que es parte del camino. Por eso oro en lo bueno y en lo complicado, en los comienzos y en los finales, porque sé que Dios está en todo y conoce los deseos de mi corazón, obrando en silencio a mi favor. Nada es casualidad, todo tiene sentido cuando uno confía en Él.