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No hay mal que dure cien años ni pena que no sea curada por una amistad verdadera, porque siempre estarán ahí las personas correctas que te impulsarán a seguir, haciéndote ver el ser valioso que eres, sacándote de la tristeza, robándote una sonrisa, para que dejes de lamentarte y te encamines de nuevo en salir adelante.