5
Mientras más fuerte el ego, mayor la probabilidad de que la persona piense que la fuente principal de sus problemas son los demás. El ego excesivo actúa como una barrera impidiendo que una persona reconozca sus propias limitaciones y errores, tendiendo a proyectar sus frustraciones hacia el exterior, culpando a quienes le rodean, de sus infortunios. Esta actitud puede provocar un circulo vicioso que termina por desgastar y alejar a quienes se sienten atacados.