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La primera bendición del día es despertar. La oscuridad cede ante la luz, mostrándonos la belleza de una nueva jornada, para que abramos nuestros ojos al mundo y aprovechemos todas las oportunidades que tenemos para crecer, aprender y disfrutar. Así que aprovecha esa hermosa bendición que recibes a diario y agradece por ella, viviendo en armonía con todo cuanto te rodea.