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Hoy suelto tu mano y no te digo adiós, sino gracias, por todo lo aprendido y por todo lo que fue. Lo único que tengo para ti son palabras de agradecimiento, porque además de enseñarme tantas nuevas maneras de ver la vida, también aprendí qué es lo que no quiero para mí y también lo que debo cambiar en mi interior, para que de aquí en adelante todo sea mejor.