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Háblame, te prometo estar siempre. Aunque el silencio pese o las palabras no salgan perfectas, cuéntame lo que te pasa, no importa la hora ni el tema, aquí estaré. Si tienes el corazón hecho pedazos o el alma apagada, cuando no sepas que decir o cuando necesites alguien que simplemente te escuche, estaré no sólo para oírte sino para acompañarte, sin juzgar, sin señalamientos, porque en mí siempre tendrás un lugar al cual acudir para descansar y ser tú sin ningún temor.