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Dios está por encima de todo y en el corazón de todos nosotros. No hay nada que lo iguale ni lo alcance y está en cada parte de nuestro ser, sabiendo qué es lo que nos angustia y qué es lo que nos alegra, guiándonos a lo largo de nuestros días y nos rescata cuando estamos hundidos en la oscuridad. Dios nos conoce demasiado porque está dentro de cada uno.