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A veces, para alejarse de alguien, no es necesario que te haga algo, lo que no hizo también es suficiente. El distanciamiento no siempre está marcado por eventos dramáticos; a veces se acumulan las pequeñas omisiones, la falta de reciprocidad o la ausencia de esfuerzo mutuo. Todo eso nos hace cuestionar, si realmente estamos recibiendo lo que se requiere para afianzar las conexiones con otros.